Llegamos al campamento a las 10.30, ¡ni nos mareamos ni nada! Muchos lobatos ya conocíamos el lugar, y fuimos corriendo a enseñarles los miles de recovecos que hay en el refugio. Hasta que llegó Baloo, que nos mandó a sacar las cosas de nuestra mochila para poder tenerlo todo a mano.
Después de comer, Inés, nos presentó su especialidad de tallerista, que consistía en pintar de una forma diferente los folios con servilletas y acuarelas. ¡Cómo mola! ¡Felicidades Inés, nos encantó tu actividad!
Al acabar, nos fuimos de aventura con Bagheera y Hermano Gris a conocer la finca, fue un pequeño pateo de reconocimiento de las zonas a las que no podíamos ir sin los Viejos Lobos. Nos llevaron a ver pollitos, algunos eran enormes, y escuchábamos a un burro, pero no conseguimos encontrarlo.
Al bajar, Baloo nos había preparado una actividad de Medio Ambiente, ¿Quién a ensuciado Montaña Cabreja?, en la que teníamos que descubrir, mediante pistas, si la Turista, el Naturista o el Dominguero era el que estaba ensuciando la montaña. Con la ayuda de la Comisaria Benitez, encontramos al culpable y lo llevamos a juicio,pues tenemos que cuidar y respetar a la naturaleza, como nos enseñan las Máximas de Baloo.
A la mañana siguiente, dimos un poco de guerra a Hermano Gris, que nos había dicho que no nos podíamos levantar, pero estábamos tan ansiosos por la excursión a San Mateo que no podíamos dormir. Después de acabar de hacer nuestra mochilas, limpiar nuestra habitación y coger nuestro bocadillo, pusimos rumbo a San Mateo.
Ya en el pueblo, nos dimos cuenta que estaban de fiesta, y nos unimos a ella, comimos y con tanto calor, los Viejos Lobos fueron a comprarnos un súper helado, para así poner marcha a una pequeña excursión por San Mateo, que siempre pasamos por el pueblo, pero nunca nos paramos a ver lo bonito que es. En una de las plazas, empezamos a jugar y nos sacamos un montón de fotos, para luego sentarnos a hablar un poco de cómo había ido el campamento y evaluarlo. Pero justo en ese momento, llegó la guagua que nos llevaba de vuelta a Las Palmas, cargada con nuestras mochilas y con los patrulleros de la Elefante, que habían compartido zona de acampada.
¡Qué gran campamento, nos lo pasamos estupendamente¡ ¡Viejos Lobos! ¿Para cuando el siguiente?
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